En la región purépecha de Michoacán, en Santa Fe de la Laguna, se obtienen barros rojos y blancos, los cuales se utilizan en otros pueblos para diferentes artes de alfarería. Se deja secar el barro según su humedad, por lo menos un par de días, para pulverizarlo y hacer una pasta para moldear.
Utilizan herramientas rudimentarias como el crin de caballo que es muy fuerte y sirve perfectamente para cortar el barro sin que se desgaste o se rompa. Una vez que la primera base de barro de la pieza está lista, se detalla y se hornea, para posteriormente aplicar un barniz con óxido de cobalto que permite su particular tonalidad brillante en tonos oscuros, y finalmente se hornea por segunda vez.
Cada pieza se lleva un mínimo de 5 días de trabajo.
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